
Estamos viviendo la distopía más grande de la historia de la humanidad en cuanto a distracciones se refieren.
Muy pocas personas están dispuestas a salir de la locura de las distracciones que existen en la actualidad. Una gran mayoría están hipnotizadas o abducidas mental y emocionalmente por todo tipo de estímulos que roban energía, capacidades y distraen a sus almas.
Estas distracciones son adictivas, momentáneas, intensas y todos los días quieres más. Es como cuando tomas una bebida azucarada: te da un subidón durante un corto tiempo y al rato vienen los bajones y vuelves a comprar la bebida para volver a sentir el subidón de energía.
Muchas personas hacen millonarias a las empresas que se dedican a la venta masiva de estímulos de entretenimiento vacío, lelo, manipulado con potentes mensajes que llegan directamente a la mente concreta, a las emociones, bloquean la mente profunda y transcendente.
Son expertos en manipular ¿Por qué crees que te repiten palabras e imágenes, te ponen cierto tipo de música y colores a través de videos, tv y audios?
Si no tienes la distracción a mano (smartphone o tabletas), te impacientas y no sabes qué hacer, por ejemplo: muchos adolescentes no saben qué hacer y sienten ansiedad si durante el día apagan el móvil. Pero no solo pasa a los adolescentes, también pasa a sus padres y a la sociedad en general. Es una necesidad inminente de estar mirándolo cada instante, enviando mensajes o hablando.
A estas distracciones también tenemos que añadir la ansiedad por estar viviendo la vida de otros, precisamente, a través de los dispositivos móviles. Este artículo y video puede ayudarte a entender, cómo vivir la vida de otros también es una gran distracción mental y emocional.
¿Las distracciones son adictivas?
Sí lo son. Roban tus descansos, tus silencios, tu capacidad para meditar, reflexionar con calma y resolver situaciones con consciencia.
Te alejan de conocerte en profundidad y conectar con tu verdadera misión de vida.
Influyen en la pereza mental y verborrea interior poco útil para tu verdadero crecimiento interior.
Por ejemplo: Series adictivas de muchos capítulos preparadas para engancharte y mantenerte «entretenido» e «hipnotizado durante horas.»
Juegos de entretenimiento y música sin una letra coherente y de baja vibración energética.
Y no olvidemos que ahora tenemos que introducir una tecnología que no es nueva, ha estado presente desde hace años y son las IA (inteligencia artificial) que avanza muy rápido.

He llegado a escuchar hace poco tiempo a unas personas
decir: tengo pereza de pensar, prefiero que la IA piense por mí.
«Ya no tengo que buscar contenido para mi proyecto, ni romperme la cabeza, la IA lo hace por mí.»
Estamos olvidando que la tecnología tiene que estar a nuestro servicio y ser nosotros los que decidamos realmente, cuándo, cómo y dónde usarla.
Las IA ya nos las mostraban muchos años antes del 2020.
Recuerdo hace algunos años la película «Her» (película del 2014), la trama consistía en que Theodore, un escritor solitario con un divorcio traumático a cuestas, adquiere un nuevo sistema operativo para su teléfono y ordenador. Su nombre es «Samantha» y está basado en un avanzado modelo de Inteligencia Artificial diseñado para satisfacer todas las necesidades del usuario. «Samantha» (o mejor dicho, su voz) es sexy, divertida, compasiva, sabe escuchar, da buenos consejos… y para sorpresa de Theodore, ambos no tardan en enamorarse…
De seguro que en el 2014 diríamos, vaya menuda película de ciencia ficción y entretenimiento, pero resulta que la tecnología va avanzando muy rápido y las consecuencias de este mundo virtual y artificial son de todo tipo, por ejemplo: manipulación mental, incapacidad de pensar con claridad, discernir, aislamiento social, y mucho más.
Las distracciones son inmensamente variadas en la sociedad de hoy, pero la que se lleva el premio mayor es la incursión del entretenimiento en los móviles inteligentes y añadimos a la lista las IA.
Sabemos que las distracciones conviven con nosotros, pero hay que saber gestionarlas y ponerles limites para que no pierdas el norte y el rumbo de tu vida.
Hay que situarse en el ojo del huracán con:
- Auto-observación – Darse cuenta de las distracciones y de sus efectos
- Voluntad – Fuerza y confianza para hacer los cambios necesarios
- Perseverancia para vivir de otra forma la vida – Crear hábitos saludables
- Salir del laberinto de las distracciones es posible, pero depende de ti.
10 formas de crear espacios de quietud y descanso mental
Los espacios de quietud y descanso mental los puedes crear en tu casa, en el trabajo, en la calle, cuando estás con otras personas, en conexión con la naturaleza y los seres que la habitan.
#. Crea espacios en tu casa en los que estés en total silencio y sin dispositivos tecnológicos a mano. Por lo menos dedica 10 minutos al día para descansar y disfrutar del silencio.

Simplemente sentarte, respirar profundo y escuchar tu respiración suave y pausada durante un rato.
#. Observación consciente de algo: deja que tu mente descanse y observa durante un rato algo: desde un paisaje, una fuente de agua, una pintura, un alimento, una flor o lo que tu intuición te diga.
#. En la calle: busca sitios silenciosos para disminuir el ritmo y reducir las distracciones tecnológicas. Intenta observar al ambiente de la calle durante 5 minutos, pero con atención y sin prisas.
#. Visita un museo, jardín o templo: busca un horario donde puedas estar sin mucho bullicio de los turistas para disfrutar del silencio contemplado un obra de arte, una pintura, una escultura, una vidriera de un templo, un elemento arquitectónico o en un jardín.
#. Grupos de meditación: si no te concentras tú sola o solo en casa para meditar, busca un taller presencial para reunirte con otras personas a meditar. Empieza con estos talleres y luego crea el hábito de meditar en casa (es muy recomendable empezar con 10 ó 20 minutos diarios).

#. Camina en silencio y con consciencia en tu cuerpo: se trata de ser consciente de tu cuerpo cuando caminas. Cuando salgas a pasear observa tu caminar, el movimiento de tus pies, tus piernas, tus brazos y deja que tus pensamientos se disuelvan observando el paisaje durante un rato.
#. En una montaña: escucha el silencio de la naturaleza y sus sonidos. Y si no tienes montañas cerca, de seguro que tienes zonas verdes para disfrutar de un rato contigo misma (solo necesitas 10 o 20 minutos de tu tiempo).
#. Hacer silencio dibujando y pintando: busca un folio blanco y lapices. Ponte a pintar sin más, sin esperar nada. Disfruta del momento y evita criticar tu obra. Podemos hacer espacios de quietud y silencio a través de la creación de: dibujos, pinturas, dar forma a una masa, podar el jardín o quitar las hojas secas de las plantas.
#. Espacios musicales de música armoniosa y de alta vibración energética: música clásica, música instrumental y de la naturaleza.

#. Escuchar a los demás desde el corazón: reunirte con una amistad y escucharla atentamente, sin juicios, sin críticas, haciendo silencio interior para poder estar, comprender y empatizar con ella o con él.